Además buscan limpiar el aire de sus comunidades.
Jarmon Noguera González | redaccion@cronica.cr
Gracias al uso de la tecnología y desechos orgánicos, los productores de café y hortalizas en Dota, Tarrazú y León Cortés están logrando que sus productos se cosechen mediante procesos más orgánicos y con ello bajar la contaminación.
Esa es la propuesta que impulsa COOPEDOTA, el Centro Avanzado de Investigación Aplicada (CAIA) -Alejandría y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE) por medio de su “Proyecto One”.
“El proceso de lavado del grano al llegar al beneficio genera aguas residuales, estas se procesan y se transforman junto con la broza de café, hidro núcleos a base de fósforo y pescado en el fertilizante orgánico. Esas aguas residuales contienen los nutrientes y elementos del grano, por lo que a través de economía circular les damos un nuevo uso”, explica Luis Diego Jiménez, gerente de comercial del CATIE.
Esto es lo que se está usando como fertilizante y así se reduce la traza química, además de aumentar en el índice morfológico de crecimiento en un 22%, lo cual hace que disminuya en 30 días la salida, es decir las plantas crecen y se obtiene le producto más rápido.
“Este tipo de fertilizante orgánico se puede modificar de acuerdo a la necesidad de cada productor, le sale más barato y es más eficiente si se compara con otros fertilizantes químicos. Por ejemplo, si el agricultor necesita aumentar magnesio de sus plantas de café, se puede agregar sin problema porque es un fertilizante orgánico de última generación”, explicó Mariela Chinchilla, ingeniera agrícola de COOPEDOTA.
Por otra parte, están desarrollando dos soluciones para limpiar el aire, la primera que es la colocación de ‘Árboles de Vida', la cual consiste en hacer que el aire ingrese a una zona cerrada donde a través de la tecnología y el uso de plantas acuáticas se transforma el CO2 en oxígeno.
Y la segunda es un método que lleva como nombre ‘Clean oil que por medio de inteligencia artificial, los gases de gasolina o diésel del chapulín de la cooperativa, usado para realizar paseos turísticos, se transforman en un producto agrícola no tóxico y amigable con el ambiente.
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